Luis Bonilla-Molina

 Con insistencia se observa en documentos de teoría crítica el uso del término “sur global”, sin problematizar lo suficiente al respecto. Se suele usar para oponerlo al de países pobres que postula el Banco Mundial y el multilateralismo, sin embargo, esta situación oculta peligrosamente las siguientes situaciones:

  1. Al ser una definición con lugar de enunciación geográfico, se aprovecha para incluir a China, como parte de este sector, siendo China hoy una nación imperialista, que vive dialécticamente procesos de contradicción y acercamiento con los imperialismos norteamericanos, ruso, europeo, privilegiando a la Organización Mundial de Comercio (OMC) como espacio para la construcción de consensos capitalistas;
  • Al ser presentado como un término anti imperialista, el uso del “sur global” sobrevalora las contradicciones inter imperialistas, facilitándole a las posiciones campistas colocar a los países dependientes y neocoloniales en alianza con dos naciones imperialistas (Rusia y China) contra los imperialismos norteamericanos y europeos. En algunos casos el término “sur global” incluye erróneamente a Rusia;
  • El término “sur global” niega o desestima las dinámicas de integración progresiva que van generando las contradicciones inter imperialistas, presentándolas como “irresolutas”, dando por sentado que es “imposible” que la resolución de estas contradicciones pueda darse ser por la vía del encuentro y la creación de un mega imperio, algo que puede ocurrir como “síntesis” de las contradicciones. Esta posibilidad no puede ser negada a priori, por el contario la llegada de la globalización demanda el estudio de su evolución de manera permanente y sistemática;
  • En el “norte global” como antítesis del sur global existen pueblos originarios, comunidades organizadas que resisten, a las políticas imperialistas de la clase dominante en Estados Unidos, Rusia y la burocracia neo burguesa China y, el término no facilita la promoción internacionalista de la unidad de la clase trabajadora y pueblos explotados

En consecuencia, quizá es mucho más acertado volver al término de países dependientes y neocoloniales, pueblos explotados y oprimidos.  Si bien el término centro-periferia inicialmente recibió críticas por el desuso que implicaba del término imperialismo, esto se ha venido resolviendo con la caracterización del centro imperialista y la periferia dependiente, por la cual, en mi caso me gusta usarlo, junto a las acepciones de neocoloniales y oprimidos.