Conseguir una educación de calidad para todos y todas es una de las metas centrales de toda sociedad que se proyecta justa y democrática, de allí que pueda asumirse como un anhelo compartido por todos los países de la región. El principal desafío de los sistemas educativos es generar condiciones y recursos para que el derecho a una educación con calidad sea algo efectivo, cuyo resultado se refleje en el acceso equitativo de niños y jóvenes, hombres y mujeres a las oportunidades de estudio e inserción en los diferentes ámbitos de accionar de la vida social, lo que desde una perspectiva de género, etnia y clase, implica la reorganización de los recursos educativos, económicos y políticos que aseguren la movilidad e inclusión social para todos y todas.
A pesar de las inmensas riquezas generadas en el mundo, aún millones de niños y niñas, jóvenes, hombres y mujeres son excluidos de la educación, vista ésta como un poderoso instrumento que contribuye a la emancipación, la libertad, la igualdad y la justicia social. Para estas mayorías de la población mundial, la educación continúa siendo un instrumento válido y necesario para construir inclusión, felicidad y una concepción de sociedad basada en el conocimiento, las ciencias y la ética del bien común. Otros tantos, reciben una educación que poca relación tiene con su entorno, con su realidad concreta y débilmente comprometida con la sustentabilidad ecológica de la vida en el planeta. Ello plantea enormes retos y desafíos para las y los educadores y ciudadanos comprometidos con una educación de calidad con pertinencia en un marco de inclusión.
En este sentido, entendiendo por una parte que la calidad de la educación no es un término neutro en tanto es reconocido como proceso de carácter político y pedagógico cuyo desarrollo y evaluación se configura a su vez a partir de la perspectiva política-‐ ideológica desde donde se piensa la educación y por ello no escapa a la dicotomía dominación/liberación, y por otra reconociendo el lugar que tienen los organismos internacionales como el Banco Mundial (BM), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre otros, como impulsores de las tendencias internacionales sobre la evaluación de la calidad que no siempre coinciden con la premisa de la educación como derecho fundamental, pedagogos(as) de una veintena de países, hemos decidido juntar nuestras manos, alinear nuestras conciencias, para conformarnos en la RED GLOBAL/GLOCAL POR LA CALIDAD EDUCATIVA, como una organización no gubernamental humanista solidaria y comprometida con el derecho a la educación de todos y todas, cuyo propósito principal es aportar, desde una perspectiva liberadora, a la construcción de una nueva hegemonía semiótica conceptual y material sobre la noción de calidad en educación y su evaluación. Con ello nos proponemos incidir en la creación y el desarrollo de políticas públicas progresistas en esta materia, a partir del análisis crítico de las propuestas, las prácticas, la formación, la investigación y la creación intelectual que se genera en este ámbito, desde los diferentes organismos, instituciones y actores sociales que inciden en el hecho educativo a nivel mundial.
Informe completo: INFORME MUNDIAL 2014