Soplan tempestades de cambio capitalista

El Foro Económico Mundial, se reunirá este 2021 en Singapur, del 13 al 16 de mayo. En esta oportunidad la cita anual de la sociedad capitalista se concentrará en la recuperación económica en la post pandemia. Su fundador, Klaus Schwab presentó en junio de 2020 el libro “COVID-19 El Gran Reinicio” que esboza una parte importante de la agenda de esta reunión que suele realizarse en Davos, Suiza. En la web de este organismo se calientan los motores para esta reunión con frases como “Covid-19 nos ofrece una gran oportunidad para reformar al capitalismo[1].

El capitalismo durante las últimas décadas había desarrollado la agenda neoliberal que implicaba un reacomodo significativo respecto al curso que había tenido desde la post guerra mundial. Las tensiones que generaba la internacionalización del capital impulsada en la era neoliberal, generaban fricciones y tensiones descritas por el profesor de Harvard Dani Rodrik (2002) en su trilema.

Según Rodrik, para el neoliberalismo las fricciones entre el triángulo Estado, Democracia política y Globalización económica conducían a una diminución de la influencia de los Estados nacionales en el curso de las decisiones económicas estructurales. Esto facilitó la asimilación o absorción de enormes capitales nacionales a la vorágine económica global. Esto comienza a cambiar.

El desembarco de la cuarta revolución industrial implicará el inicio de un giro acelerado de por lo menos 180 grados, aunque podría ser de 360 grados, pero en espiral, es decir a una nueva situación económica, política, cultural, social y tecnológica, dentro del mismo sistema capitalista.

La irrupción en lo público de la cuarta revolución industrial estaba prevista entre 2021 y 2025, por lo cual la pandemia lo que hizo fue construir las condiciones de posibilidad para una irrupción justificada por elementos de contingencia sanitaria.

El cambio es de tal magnitud que se requerirá una intervención de los Estados nacionales para garantizar la operacionalización (jurídica, institucional, social, productiva, económica, tecnológica, de mercados, consumo) que ello demanda.

Como la internacionalización del capital, fundamento de la globalización neoliberal no retrocederá, surgen renovadas tensiones en el trilema de Rodrik. En este caso pareciera que el desbalance se producirá en el terreno de la democracia política, pues se requieren gobiernos autoritarios, políticas neo fascistas, para poder contener la rebeldía social que producirán el incremento de la exclusión en la cuarta revolución industrial.

A doscientos años de la primera revolución industrial encontramos que por lo menos 1.300 millones de seres humanos están absolutamente marginados de sus “bondades”, cifra que podría alcanzar a la mitad de la población del orbe con la cuarta revolución industrial. La mitad de la población mundial actual está ajena a la cultura digital y a los distintos elementos del mundo tecnológico, para quienes el impacto de la cuarta revolución industrial podría ser devastador.

Una muestra de esta tendencia excluyente la observamos en lo educativo durante el año 2020, en el cual, en muchos países de América Latina, la exclusión real del modelo de educación virtual se aproximó a este estimado. Unos por imposibilidad material de acceso a lo tecnológico, otros por dificultades de adaptación a lo nuevo y otros quienes tuvieron que educarse en realidades diferenciadas que implicaban en sí mismas una exclusión, una marginalización.

 En la agenda del Foro económico Mundial está planteado el debate sobre el “Gran reinicio Educativo”, con elementos que vienen allanando en sus debates, pero también en instancias como Singularity University o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); debemos estar muy atentos a estas discusiones y las propuestas que de allí emanarán, pues contendrán una parte importante de las iniciativas del capital en educación.

La cultura evaluativa y las medidas digitales

Como lo hemos mostrado en otros artículos, la cultura evaluativa con sus categorías de calidad, pertinencia e impacto, constituyó un esfuerzo sostenido del gran capital para tratar de eliminar la brecha entre lo que se enseña en los sistemas escolares y lo que requería el sistema capitalista en un contexto de inusitada aceleración de la innovación tecnológica.  Este esfuerzo derivó en iniciativas claras de mercantilización y privatización, pero se mostró insuficiente para resolver los “problemas” que mencionaba el llamado informe Faure (1972): falta de capacidad de prever y proveer de los sistemas escolares.

La cultura de la medición es uno de los grandes componentes de la innovación digital. Almacenamiento, cobertura, conexión, vinculación, integración y exclusión se soportan sobre la lógica de procesamiento de información. Kevin Kelly plantea que “En este momento, en este comienzo esta red imperfecta cubre 51.000 millones de hectáreas, pone en contacto a 15.000 millones de máquinas, involucra a 4.000 millones de mentes humanas en tiempo real, consume el 5% de la electricidad del planeta, funciona a velocidades inhumanas, monitoriza la mitad de nuestras horas diarias y es el vehículo de la mayor parte del flujo de nuestro dinero” (Kelly, 2017, pag. 285).

El capital construye un modelo de manejo de minería de datos personales para avanzar en novedosas formas de hegemonía. Kelly plantea que el nivel de almacenamiento e interconexión para el manejo de data a través de la inteligencia artificial a escala planetaria serán los zillones.  Atrás quedaran los bit, gigabyte, terabyte, Petabytes, Yottabytes en la ruta para que el nuevo nivel de almacenamiento-conexión y evaluación en tiempo real, sea usado para anticipar tomas de decisiones humanas, allanando nuevas fronteras de control.

La columna vertebral de estos procesos consiste en conocer información individual que se agrupa en “iguales” y se diferencia de otres; a su vez, algoritmos correlaciones estos comportamientos individuales generando aproximaciones cada vez más precisas.

Dos billones de preguntas en la red generan dos billones de respuestas en el mejor de los buscadores, pero todes sabemos que en la vida real cada pregunta en colectivo multiplica el número de posibilidades de respuestas. Lo humano es la atracción por los finales abiertos, las respuestas que se entienden incompletas.

Todos sabemos cómo se transforman nuestras decisiones, percepciones, imaginarios y narrativas en la medida que interactúamos, que intercambiamos con otres personas.  Aprendemos a diferenciarnos cada día, somos un poco distintos después de los intercambios sociales. Esa capacidad de transformarnos en lo colectivo conspira contra esta lógica de inventarios personales, de agrupamientos por gustos y formas de pensar. El capitalismo cognitivo como en ningún otro momento histórico nos necesita consumidores individuales, detesta nuestra propensión a lo colectivo porque ello tiende a generar prácticas e ideas que escapan a sus cánones.

Las proyecciones más optimistas de Kelly sobre el futuro de la tecnología no logran eclipsar el potencial del pensamiento crítico humano cuando trabaja en forma de inteligencia colectiva.  Por ello, considero importante insistir en la urgencia de retomar la agenda de trabajo compartido en lo educativo.

Los colectivos pedagógicos juntes: el zillón de resistencia planetaria

Los millones de escuelas diseminadas por el planeta son en si la más potente red social existente, solo que el capital nos ha dividido y roto una parte importante de la energía cooperativa con sus políticas de evaluación, competencia y mercado.  Si juntáramos en forma de colectivos pedagógicos a todas las escuelas, la capacidad alternativa en materia educativa haría imposible que cualquier súper máquina pudiera plantearse (al menos por décadas) un nivel de control del pensamiento humano como el que está diseñando el capitalismo cognitivo hoy.

Siendo realistas tenemos que comenzar a interrelacionar los colectivos pedagógicos para allanar el camino hacia la masificación global de los encuentros. Para ello, lo primero que se debe promover es una revolución cultural, una apertura cognitiva del pensamiento educativo, a tal punto que permita entender que no podemos pensar la transformación radical en clave del pasado y que las tareas de la emancipación deben ser asumidas en el actual contexto de aceleración de la innovación tecnológica.

Esta tarea de juntar a todos los y las docentes en colectivos pedagógicos es una utopía viable, la mejor forma de resistir la ofensiva de dominación soportada en el mundo digital. Tenemos una enorme y extendida tradición al respecto, aunque en muchos casos signada por los localismos. Es hora de pensar en colectivos internacionales construidos desde las escuelas para pensar desde allí, la transformación educativa. A esta ofensiva planetaria de dominación no se le puede resistir pensando solo en clave local.

No se trata de oponernos al desarrollo tecnológico, sino de saber sus límites y entender que el control debe ser siempre humano para garantizar nuestro destino como especie. Subordinar el desarrollo tecnológico a los intereses del colectivo social es una tarea impostergable.

Al zillón de manejo de información de la Inteligencia Artificial se le puede resistir construyendo zillones de colectivos pedagógicos conectados con una mentalidad glocal.

Lista de referencias

Mallaret, T y Schawb, K (2020). Covid 19 el gran reinicio. Ediciones amazon.com

Kelly, K (2017). Lo inevitable: entender las doce fuerzas tecnológicas que configuran nuestro mundo. Teell Editorial. España


[1] https://es.weforum.org/agenda/2020/07/covid-19-nos-ofrece-una-gran-oportunidad-para-reformar-el-capitalismo/