Presentación a la primera edición

¿Quién duda hoy de la capacidad de estadista del Presidente Chávez? El desenlace fatal de su enfermedad removió lugares que durante la última década no parecían haber tenido otro objetivo que levantar un foso infranqueable a las tesis del padre de la revolución bolivariana. Su ausencia física, de pronto, dejó oír en la OEA palabras de elogio y otro tanto ocurrió en esa ONU que se había estremecido cuando el Comandante recordó que allí olía “a azufre”. Países que se habían erigido en ejecutores de decisiones tomadas en el norte del continente declararon jornadas de luto, y el mundo, que parecía decido a ocupar su interés en el nombramiento del Papa, tuvo que dedicar sus portadas al Presidente Chávez y a esa lección de pueblo en la calle que dio nuestro país cuando decidió acompañar durante diez días al dirigente que hizo visibles a los invisibles.

Un estadista que devolvió a Venezuela a la agenda mundial, que regresó a América Latina al lugar que perdió cuando la conquista, que obligó al mundo a meter en la agenda a los pobres y al socialismo, que inventó nuevas estructuras de decisión para el continente, que remozó otras que ya existían y que agitó las viejas instituciones que dormitaban en la larga noche neoliberal. Un estadista que renunció a la guerra pero que se hizo respetar haciendo saber que era fuerte, que impulsó una nueva geoestrategia mundial, que le recordó al Vaticano que los pobres estaban en el Sur mientras los cardenales sólo parecían tener oraciones para el Norte, que le recordó a Estados Unidos que América Latina 12 El Legado de Chávez nunca quiso ser una colonia y que le dijo a las transnacionales que los tiempos de llevarse las riquezas de los países del Sur se había acabado.

Pero el Presidente Chávez siempre articuló su política con la teoría. Su obra es también un discurso asentado en la historia, en clásicos recurrentes y en nuevos referentes que convirtió en clá- sicos, en las fuentes tradicionales de la izquierda y en el mandato claro y rotundo de Simón Rodríguez de inventar para no errar. El pensamiento del Presidente Chávez caminó al lado de las necesidades de emancipación de Venezuela y de América Latina. Un pensamiento para la acción, que conectó con las corrientes profundas de Nuestramérica, que pensó e hizo con Bolívar y Sandino, con el Negro Camejo y Salvador Allende, con el Che y con Artigas, con Miranda y los republicanos anarquistas, con Zamora y Rodríguez, con Sucre y Marti, con la América india, negra y europea que se sabía mestiza pero quería recuperar sus orígenes tantas veces negados y ocultados.

El legado de Chávez es una ventana abierta al futuro. Construido en la reflexión y en la acción, va a ser objeto de confrontaciones, desencuentros, apropiaciones indebidas e intentos de darlo por amortizado por parte de quienes quieran rehuir la pelea que él empezó. Pero el pueblo, que sabe que Chávez nunca le falló, va a reclamar el verdadero legado del Presidente: el que profundice en el poder popular, en el socialismo bolivariano, en la superación del Estado burgués y la construcción del Estado comunal. Un legado, además, acompañado de la alegría, de la valentía, de la humildad y del respeto hacia los que caminan más despacio.

El Centro Internacional Miranda, un lugar de pensamiento crítico que nació de la voluntad del Presidente Chávez de crear un espacio para la reflexión sin cortapisas, ha querido continuar el legado del Presidente pensando su obra con las mismas 13 Luis Bonilla-Molina (complilador) herramientas que el nos legó: las de la crítica y la autocrítica, las de la superación del pensamiento colonial y del positivismo, las de la recuperación de la cultura popular y del diálogo entre los saberes de nuestros pueblos. Somos respetuosos con el legado del líder de la revolución bolivariana cuando interpretamos su exigencia de unidad y de diversidad, cuando sabemos que del debate nacen los acuerdos, cuando recordamos su mandato de no cejar en decir la verdad aunque algunos nos acusen de “tirapiedras”.

El legado del Presidente Chávez tiene detrás al pueblo, a la unión cívico-militar que tan bien ha entendido su papel en este momento decisivo de nuestra historia, a los intelectuales que se saben parte del mismo pueblo. Un legado construido confiando en la gente común, esa que tiene cualidades fuera de lo común. Estas reflexiones son el comienzo de un pensar para la acción el legado que nos va a alumbrar durante decenios. El Presidente nos ha dejado con mucha tarea. Nos ha dejado también con metas claras. Y nos ha dejado igualmente con una manera de hacer que ha llevado a nuestra revolución a asombrar al mundo.

Hasta siempre Comandante.

Luis Bonilla-Molina Presidente del Centro Internacional Miranda

Para descargar el libro completo en el siguiente link: el-legado-de-chavez