Precisión [1]

Luis Bonilla-Molina[2]Luis Bonilla-Molina[2]

  1. Foro Económico Mundial: una nueva perspectiva de la internacionalización universitaria

Como hemos venido explicando, la tercera revolución industrial implicó un cisma en la forma de entender el mundo y la educación. Además del curso que fue tomando la internacionalización universitaria en materia de cultura evaluativa neoliberal (explicado ampliamente en el capítulo 9) y de la calidad como categoría síntesis (capítulo 10), otros sectores del capital internacional decidieron promover un cambio educativo y modelo de internacionalización universitaria basado en el desarrollo tecnológico y desde los márgenes del multilateralismo que emergió al culminar la segunda guerra mundial.

En 1971 Klaus Schwab y un sector del capital decidieron crear el European Management Forum, que a partir de 1987 se denominaría Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF), como un espacio global que permitiera mejorar la gestión empresarial, promover el dialogo entre sectores vinculados a la producción y fomentar un nuevo espíritu de cooperación internacional, usando la innovación científica y tecnológica como elemento dinamizador.

En esta dinámica, la formación para la empleabilidad, la transdisciplinariedad, el paradigma STEM y la necesidad de repensar las profesiones adquirió nuevos formatos y contornos que impactarían a la internacionalización universitaria actual. De manera progresiva esta iniciativa se fue vinculando y haciendo sinergia con otras que desarrollaron en Sillicon Valley, como la Universidad de la Singularidad. Hoy, El Foro Económico Mundial es uno de los propagandistas más activos de la Transformación Digital de la Educación.

A partir de 2011, el Foro Económico Mundial se ha convertido en el epicentro de formulación de políticas públicas vinculadas a la cuarta revolución industrial. Desde este espacio se ha insistido en las diferencias entre la tercera y cuarta revoluciones industriales y su impacto en múltiples agendas, incluida la educativa.

  • OCDE y la Transformación Digital de la Educación

En 1998 la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE) define el sector de las TIC (tecnologías de la comunicación y la información) como una combinación de las industrias manufacturera y de servicios que recogen, transmiten y muestran datos e información de manera electrónica.  

En 2004, OCDE publica Innovation in the Knowledge Economy: implicatios for educational and learning donde plantea la necesidad de trabajar en los sistemas escolares y universidades, la innovación basada en ciencia, la colaboración entre usuarios y practicantes, aplicar estructuras flexibles para la organización de la enseñanza y, el uso de las herramientas digitales para mejorar la enseñanza y los aprendizajes. Este documento influiría en las definiciones de la OCD, en las próximas décadas.

En 2010, la OCDE publica el trabajo La educación hoy: la perspectiva de la OCDE en el cual se identifican cuatro “bombas” que no están siendo usadas por la educación para producir las reformas que necesitan los sistemas escolares y universidades para adaptarse al desarrollo social actual:

  1. La bomba de las tecnologías de la información y la comunicación: el uso de las TIC en las instituciones educativas es insuficiente, porque los encargados de la administración son resistentes al cambio que ello implica;
  2. La bomba de la innovación científica: “la educación no ha hecho uso de los conocimientos de las investigaciones [recientes] y con frecuencia existe una resistencia cultural a hacerlo” (p.120);
  3. La bomba de la innovación de organización horizontal: existen enormes potencialidades del uso en redes de la experiencia y resultados pedagógicos de los colegas, pero la estructura del sistema -diríamos la curricularización y el papel de administradores curriculares en el que han convertido a los docentes- lo impide. La OCDE postula la necesidad de modelos flexibles de know how docente, propio del modelo de gestión del conocimiento en la industria tecnológica;
  4. La bomba de las estructuras modulares: “se acostumbra trabajar la educación por módulos, pero … los [docentes] … operan separados unos de otros”, apelando a la transdisciplinariedad como requerimiento del sistema capitalista para la nueva etapa del modo de producción.    

La estrategia que plantea la OCDE para desactivar estas bombas, es usar la Transformación Digital de la Educación (TDE) como acelerador de la innovación educativa vinculada a la calidad, pertinencia, impacto y eficiencia.

 Entre 2019 – 2023 la OCDE elevó la intensidad de sus demandas respecto a la TDE, como lo muestran algunos de sus documentos. En Cómo medir la transformación digital: hoja de ruta (2019) muestra las nuevas perspectivas sobre el estado de la TDE, delineando la necesidad de contar con indicadores mensurables para la valorar y clasificar a los egresados con fines de empleabilidad. Es decir, consideran que las habilidades de punta en materia digital son un componente esperado de la formación terciaria (ciencia de datos, manejo de IA y blockchain, uso de herramientas de programación y potencialidades de los algoritmos). En Respuestas educativas a COVID-19: adoptar el aprendizaje digital y la colaboración en línea (2020), la OCDE plantea que se debe usar el salto ocurrido en la pandemia para dinamizar la TDE como elemento clave en el sostenimiento del vínculo pedagógico. En OECD Digital Education Outlook 2021: pushing the frontiers with Artificial Intelligence, Blockchain and Robots (2021) explora como van -y están- impactando en el aula la inteligencia artificial, los bloques de datos y la robótica. Shaping digital education: enabling factors for Quality, Equity and Efficiency (2023) es un documento en el cual delinea las estrategias políticas, enfoques pedagógicos, infraestructuras digitales y desarrollo de competencias necesarias para dar un salto en la Transformación Digital de la Educación.     

En 2025, la OCDE publicó el papel de trabajo 328 del sector educativo, titulado Policies for the digital transformation of school educattion: evidence from the policy survey on school education in the digital age. En este documento la OCDE analiza el contexto global de la transformación digital en educación, los principales planes y políticas nacionales adoptados, las experiencias de coordinaciones entre niveles de gobierno, la infraestructura y conectividad necesaria (acceso a dispositivos y conectividad en centros educativos, iniciativas para reducir las brechas digitales), la capacitación de docentes y liderazgo educativo, la innovación pedagógica y el currículo digital (nuevos enfoques de enseñanza y aprendizaje, competencias digitales en los currículos), evaluación y medición del impacto digital (monitoreo y evaluación de políticas digitales, desafíos de la recolección de datos y métricas de impacto) y los desafíos futuros de la TDE.

La OCDE le da cada vez más centralidad a la Transformación Digital de la Educación por sus potencialidades a largo plazo en el ahorro de recursos e inversión en educación, tratando de trazar un mapa de actores que posibiliten en el corto y mediano plazo su desarrollo, guiados por criterios de mercantilización. 

  • Banco Mundial: el reparto de la agenda educativa

Aunque las Bancas de Desarrollo parecieran haberse repartido los ámbitos educativos[3] de influencia, es obvio que sus premisas, puntos de partida y sugerencias de políticas educativas tienen la misma orientación.  Así lo podemos verificar en Panorama de la Educación del Banco Mundial (2023) en el cual precisa los propósitos del organismo para la educación:

  1. Fortalecer la pertinencia del mercado y el desarrollo de las actividades de enseñanza e investigación de las IES (públicas y privadas) orientadas a los imperativos del mercado laboral. Incentivar la vinculación de las IES con las empresas;
  2. Apoyo al STEM en las actividades de investigación y enseñanza de la educación superior;
  3. Replantear las fuentes de financiamiento, abriéndolas a otros actores además de los gobiernos;
  4. Fortalecer las instituciones postsecundarias como los colegios comunitarios, las instituciones politécnicas y las instituciones de formación técnica, para disminuir la presión formativa de las universidades en esos campos intermedios;
  5. Apoyar la captura y disponibilidad de datos sobre el desempeño de los programas académicos, incluidos los resultados de graduación y empleabilidad;
  6. Trabajar para garantizar la calidad y pertinencia educativa

En estudio encargado por el Banco Mundial a Molina, Cobo, Pineda y Rovner (2024) se precisa las implicaciones en políticas educativas de la revolución de la IA: planes de clase y otros contenidos basados en la IA, rutinas automatizadas, tutores con inteligencia artificial, usos de las IA en tareas, asistente con IA, sistemas de alerta temprana, asignación de recursos, mentor con IA y retroalimentación basada en IA.

A partir de estas incidencias se definen nueve innovaciones educativas en IA orientadas a:

  1. atracción y retención,
  2. desarrollo profesional,
  3. enseñanza,
  4. rutinas,
  5. aprendizaje personalizado (negrita del autor),
  6. nuevos modelos de asignaciones,
  7. racionalización de los procesos de enseñanza e investigación,
  8. detección proactiva y
  9. propuestas para optimizar la asignación de recursos.  

Pero veamos como hemos llegado hasta aquí, para luego procurar indagar las tendencias que asedian a la educación superior en general y la internacionalización universitaria en particular.

  • Singularity University

En 2005, el transhumanista Ray Kurzweil publica The Singularity is Near un texto en el cuál postula que en horizonte próximo (ahora se habla de alrededor de 2045) el desarrollo tecnológico y científico estará en capacidad de promover un salto evolutivo con la fusión entre vida biológica e inventiva tecnológica, dando origen a una nueva especie híbrida: los singularity.

En consecuencia, plantea el inicio de un periodo de transición cultural y civilizatorio que debe tener un capítulo especial en la educación en general y la formación universitaria (profesiones) en particular. Esta idea se complementa con la de Peter H. Diamandis, creador de X Price Foundation que otorga premios a la innovación tecnológica disruptiva, quien trabaja un modelo de “abundancia”, desarrollado más tarde en su libro Abundance: the future is Better tan You Think (2012), para quien la educación universitaria debe jugar un rol central en la construcción de futurabilidad.

Esta convergencia de perspectivas da inicio a uno de los proyectos de educación superior y diseño institucional más rupturista con la lógica del capital en los últimos siglos. En 2008, se funda -en Sillicon Valley- Singularity University con el propósito de:

  1. formar líderes con capacidad de hacer uso de tecnologías exponenciales (IA, biotecnología, nanotecnología, robótica, blockchain, entre otras) para resolver grandes problemas de la humanidad y que permita plantearse renovados desafíos,
  2. acelerar innovaciones que tengan impacto sobre mil millones de personas en 10 años (10^9+). En ese esfuerzo ha recibido importante financiamiento de grandes corporaciones como Google, Autodesk, Cisco, Nasa y progresivamente se ha vinculado al Foro Económico Mundial. En 2020, en medio de la pandemia del COVID-19 esta alianza se hizo notoria cuando Ray Kurzweil fue invitado especial a la presentación del libro de Schwab y Millaret “Covid-19 el gran reinicio”.

Las actividades del 2025 y los próximos años de Singularity University (SU) muestran el curso que sostienen:

  1. programas ejecutivos presenciales: experiencias inmersivas de cinco días que se realizan en Mountain View, California, diseñadas para transformar mentalidades y comprender a profundidad las tecnologías que modelan el futuro,
  2. programas temáticos especializados: como future of al program (actualidad y futuro de la IA) y, future of biotech (impacto de la biotecnología en la manufactura, salud y ciencia de los materiales),
  3. summits globales: reuniones en Latinoamérica, Europa y Asia centradas en la transformación organizacional, liderazgo en la era digital, impacto de las tecnologías exponenciales en las industrias, escalamiento de startups y emprendimiento,
  4. cursos en línea y recursos digitales: innovación corporativa a través de plataformas como Class Central[4],
  5. comunidad global y redes de impacto (su modelo de internacionalización universitaria): contando en la actualidad con presencia en 30 países y 250.000 miembros alineados con sus propósitos.  

De hecho -en este último aspecto- cada vez vemos como la participación en redes de innovación es un elemento más valorado en los rankings universitarios, acreditación universitaria y las producciones de la bibliometría académica, evidenciando su influencia en el curso de la internacionalización universitaria.

Singularity University (SU) considera que en el futuro cercano, las titulaciones universitarias que habilitan de manera permanente para el ejercicio de una profesión serán absolutamente inútiles y obsoletas, por lo cual hay que pasar a modelos de formación y ejercicio laboral basados en la actualización permanente, la transdisciplinariedad y la puesta en marcha de proyectos que permitan dar el salto cultural y civilizatorio. Su énfasis son las incubadoras de proyectos disruptivos.

Por eso, para SU el debate de las nuevas profesiones y la reconfiguración del papel de las universidades está en el centro de los debates (ver apéndice de este libro). Para ellos, la Transformación Digital de la Educación (TDE) permite construir una nueva ruta de internacionalización universitaria que abra paso al impacto de la aceleración de la innovación en lo educativo.

SU trabaja la transición entre tercera y cuarta revolución industrial en la ruta a la era de la Singularidad.

  • Cuarta revolución Industrial

En 2011 en la Feria de Hannover, Alemania, precisamente Klaus Schwab presentó el concepto de fábricas 4.0, que expresarán el impacto de la cuarta revolución industrial en el modo de producción capitalista. Las fábricas 4.0 son la integración en la producción fabril, de tecnologías digitales, robótica, internet de las cosas, inteligencia artificial y big data. En términos prácticos, esto tiende a reducir a cero el empleo humano para la producción de mercancías y máquinas hechas por máquinas. A esta dinámica se le denomina cuarta revolución industrial

Uno de los campos que plantearon se verían más afectados era el de la educación, no solo por el giro copernicano en el conocimiento científico y tecnológico que subyace detrás de estas innovaciones, sino por el quiebre del modelo de formación para la empleabilidad que se ha desarrollado en el marco de las tres anteriores revoluciones industriales, aunque como hemos analizado, ya la tercera implicó variaciones significativas en la misión de las IES.

La cuarta revolución industrial no se ha implantado de manera total, aunque los elementos tecnológicos que la distinguen ya están en pleno desarrollo. Ese retardo se debe a que las fábricas 4.0 deben resolver de manera previa asuntos de reingeniería social muy importantes para garantizar la gobernabilidad del propios sistema y modo de producción. Uno de los elementos claves es la implementación de otros empleos que posibiliten generar salarios y plusvalía adicional, para que las mercancías y servicios puedan ser adquiridos y no se atrofie la cadena productiva capitalista.  

La cuarta revolución industrial implica desde el punto de vista económico y cultural para las universidades:

  1. Conocimiento como mercancía, consolidando la noción de capitalismo cognitivo.
  2. Las grandes corporaciones se asumen como administradores y propietarios de la propiedad intelectual que se construye socialmente en las redes;
  3.  Incremento exponencial de la necesidad de financiamiento corporativo o generación de recursos por la vía de la financiarización;
  4. las universidades comienzan a multiplicar las experiencias para crear empresas derivadas (spin-offs) para comercializar innovaciones, integrándose a la lógica de acumulación capitalista, especialmente fortaleciendo el desarrollo de startups;
  5. desarrollo de plataformas digitales como mercancías;
  6. capitalismo de datos (explotación de los datos capturados y trabajo gratuito de los actores universitarios para generar esos datos);
  7. precarización y flexibilización del trabajo académico, inicialmente a través de los modelos híbridos de enseñanza y luego escalando;
  8. ciudadanía alineada por la conexión incesante y el productivismo de datos;
  9. ideología de la innovación;
  10. tendencia a la automatización de la enseñanza y el aprendizaje.

La Inteligencia Artificial (IA) ha dinamizado aún más estos procesos

  • Reproducción, biopolítica, psicopolítica como expresión de la dominación en las tres primeras revoluciones industriales. Los contornos de la internacionalización universitaria en este contexto

El sistema capitalista había usado las universidades como parte de la infraestructura ideológica y cultural para su reproducción material y simbólica. En síntesis, podríamos señalar -en la perspectiva de Deleuze y Guattari (1985)- que el capitalismo industrial entiende a la vida -incluida la social- como una máquina y, en consecuencia, la educación universitaria es un componente de la misma.

Por otra parte, el capitalismo como sistema mundo de dominación y producción, necesita desarrollarse a escala planetaria, para lo cual la internacionalización universitaria le permite expandir los estándares, principios, protocolos y prácticas de esa homogenización funcional a la lógica maquinal.

No obstante, como ha quedado evidenciado en los anteriores capítulos, la tercera revolución industrial implicó un giro en la forma de gestionar el conocimiento, innovación y formación profesional vinculada al modo de producción. Pero, aun así, la internacionalización universitaria requería en un principio que todas las universidades e instituciones de educación superior se alinearan a unas mismas prácticas y propósitos y los realizaran de manera simultánea para imprimir mayor dinamismo al sistema.

Biopoder y Biopolítica

Esto reforzaba dinámicas que venían de los orígenes del capitalismo y que habían adquirido forma de biopoder (Foucault, historia de la sexualidad,1976) y biopolítica (Foucault, nacimiento de la biopolítica, 1978-1979).  La biopolítica constituye el gobierno de la vida misma porque:

  1. Se administra la vida de las poblaciones en materia de salud, reproducción, alimentación, productividad, longevidad y por supuesto educación;
  2. Se pautan técnicas de regulación de los cuerpos y las conductas, tanto individuales como colectivas, favoreciendo un corpus colectivo dominado;
  3. El poder, al procurar hacer uniformes las conductas de los individuos, se focaliza en el control y dominación de las poblaciones mediante las estadísticas, censos, políticas sanitarias, urbanismo, control de natalidad, lo que se debe enseñar y aprender, las formas de hacer circular el conocimiento, los criterios de validez de los saberes y conocimiento, los perfiles de egreso profesional, entre otros;
  4. Se asume a sí misma -la biopolítica- como un poder positivo que no solo reprime, sino que produce -el eje del capitalismo es la producción- comportamientos, cuerpos normalizados y formas de vida.
  5. Lo diferente o singular adquiere forma de anormalidad que debe ser sometida, sujetada o aislada. Por ello, el proceso y el producto de la educación se busca que sea el mismo en todos los lugares y se crea las categorías reprobado, suspendido, excluido, sin cupo, categorías que se procuran homologar en sentido y aplicación en todos los territorios.

Foucault distingue diferencias entre la anatomopolítica (disciplinar, vigilar y adiestrar los cuerpos individuales) de la biopolítica (regulación y control de la vida de poblaciones enteras). La anatonomapolítica se caracteriza por la microfísica del poder, la producción de sujetos y la relación cuerpo-poder), mientras que la biopolítica es la vida como objeto de gobierno, su uso como herramienta de poder, la normalización como mecanismo de control (ver la normalización educativa en el capítulo 9), la población como objeto de estudio, la regulación de la vida, el control y la vigilancia, la manipulación de la vida, la relación entre política y vida, en síntesis, la relación entre poder y gobierno.

La biopolítica se expresa en educación en normalización (normalidad mediada por reglas, evaluaciones, certificaciones y mediciones), gestión de la población escolar (organiza a los individuos por edades, tasa de alfabetización, rendimiento académico, abandono escolar) y la producción de subjetividades útiles (individuos que responden a las necesidades del mercado y el Estado: obedientes, adaptados, productivos, saludables, nacionalizados). La educación no se limita a enseñar sino a construir las formas del ser (corporalidades y mentalidades funcionales al orden social). Esta intención de producción de subjetividades las vimos claramente expresadas en los anteriores capítulos.

La biopolítica en la educación universitaria se centra en la evaluación constante (rankings, métricas de productividad académica, número de publicaciones, acreditaciones), estadísticas de impacto (gestión basad en resultados, tasa de graduación, inserción laboral, impacto económico de los egresados), internacionalización del talento (flujos de estudiantes y académicos como parte de políticas de movilidad, fuga de cerebros, migración cualificada, reconocimiento de títulos, homologación curricular) y el control de cuerpos y de las trayectorias vitales (la universidad como organizadora de los tiempos de las juventudes, la formación profesional, integración a las lógicas del mercado y los sistemas de recompensa por el productivismo que crean la noción hegemónica de éxito). Como veremos más adelante, la diferencia con la psicopolítica es que la biopolítica reprime lo que no se normaliza, considera destructiva la singularidad.

La biopolítica de la internacionalización universitaria consiste en el gobierno de los flujos de saber (becas, intercambios, movilidad y migración académica internacional), la selección (sujetos productivos y competitivos globalmente, se premian las relaciones que resulten funcionales), la normalización cultural global (estandarización de la calidad, pertinencia, innovación, impacto, eficiencia, empleabilidad, productivismo), mercantilización de la vida académica (diplomas y competencias con rango de activos económicos, mercado de oferta y demanda de conocimientos). En ese sentido, la internacionalización basada en la cultura evaluativa neoliberal (ver capítulo 9 y 10) es una estrategia biopolítica global.   

Psicopolítica

No obstante, los cambios en la economía capitalista que se operan después de la tercera revolución industrial impusieron unos grados de libertad para el desarrollo de la especulación financiera (financiarización) y el neoliberalismo. Esto implicaba reducir el tamaño y facultades de los dispositivos estatales de control, vigilancia, gobierno. El neoliberalismo impulsó la reducción del tamaño del Estado y comenzó a confiar cada vez más en los dispositivos de innovación científica y tecnológica para ocupar roles de dominación que antes eran exclusivos de los gobiernos.

Esta flexibilización neoliberal se expresó en el emprendimiento y la autogestión de la vida, procurando que no excedieran el marco construido con la biopolítica. Se trataba del surgimiento de la psicopolítica (Chul-Han,2022) y la infocracia (Chul-Han, 2022). A partir de ese momento, la libertad se convierte en un dispositivo de sumisión, ahora no de repetición, sino de creación castrada de rebeldía antisistema.

La psicopolítica (Chul-Han) es una nueva forma de dominación que surge en la égida neoliberal. El poder ya no se ejerce principalmente de forma externa, como prohibición o represión (disciplinamiento), sino que ahora opera desde dentro de los propios sujetos quienes la asumen como goce de libertad

En la psicopolítica, como régimen de control y dominación capitalista el poder gobierna a través de la mente, las emociones y la autopercepción. Se usa al máximo la idea de libertad y la autoexigencia de las personas para propiciar que sean los propios sujetos quienes se auto exploten voluntariamente.

El control no requiere imponerse violentamente, ya que las personas se controlan a sí mismas, buscando a través del emprendimiento ser mas productivas, exitosas, eficientes y positivas.

La psicopolítica se construye por intermedio de:

  1. Tecnologías digitales: las redes sociales, el bigdata, las apps de productividad y el bienestar a través de la auto optimización continua, que estimula el mostrarse, medirse, evaluarse y mejorar de manera incesante;
  2. Narrativas de libertad: instalando la idea que puedes alcanzar cualquier meta, si lo decides lo lograrás, puedes ser tu mejor versión si te auto agencias, emprende tu éxito;
  3. Interiorización de las normas: desaparece la necesidad de control visible (biopolítica), porque cada persona internaliza las expectativas sociales de éxito, belleza, salud, eficacia, sometiéndose a estos estándares como si fueran propios;
  4. Economía de la atención: al captar la atención mediante plataformas digitales, se produce una dinámica de auto exposición constante, que permite mayor plasticidad y modelamiento de las emociones, pensamientos y actuaciones.

 Las características centrales de la psicopolítica son:

  1. Auto explotación: la realización personal es el mecanismo que encubre la propia explotación de mente y cuerpo;
  2. Auto optimización permanente: la elevación de la productividad personal, imagen y competencias se convierte en una constante en el tiempo y los espacios;
  3. Culpa individualizada: los errores y problemas no son el resultado de las desigualdades sociales ni las relaciones de poder impuestas por las clases dominantes, sino que el fracaso tiene causas personales;
  4. Control afectivo y emocional: la auto represión de las emociones, deseos y percepciones se convierte en la forma predilecta de gestión de la dominación;
  5. Libertad instrumentalizada: se “elige” libremente asumir como propias las lógicas del rendimiento, clasificación y competencia.

En educación, la psicopolítica adquiere diversas formas y contornos:

  1. Cultura de la auto evaluación -incluso la heteroevaluación y coevaluación aparecen alineadas- orientada a la comparación con parámetros de éxito y fracaso;
  2. Educación como auto emprendimiento: para la inversión en capital humano, disociado del crecimiento social. Educación basada en el individualismo y el esfuerzo personal;
  3. Motivación permanente: con la educación emocional se procura que cada estudiante genere y gestione su resiliencia, emprendimiento, proactividad y apasionamiento por el logro medible;
  4. Individualización del éxito o el fracaso: el responsable por los resultados escolares es el estudiante, no las condiciones materiales ni pedagógicas en las cuales se trabaja el aprendizaje.

En educación superior esto se complementa con la autogestión de los aprendizajes, competencias emocionales como objetivo de aprendizaje, éxito condicionado al emprendimiento de sí mismo, internalización y naturalización de los dispositivos de rendimiento (rankings, bibliometría, acreditación), así como mercantilización de los sueños y afectos (creación de subjetividad empresarial).

Aquí vale la pena alerta que el auto aprendizaje que en un momento fue una consigna radical para escapar a la cosificación curricular, hoy es usado como herramienta de emprendimiento, autogestión de la vida y disminución de costos del sistema.

La psicopolítica ha dinamizado, reorientado y dotado de un nuevo sentido a los dispositivos de la cultura evaluativa neoliberal. Ahora no son los evaluadores quienes más promueven y controlan la bibliometría, el desarrollo de los rankings y las dinámicas de acreditación para la calidad universitaria, sino que son los propios actores educativos (docentes y estudiantes) quienes la promueven y consideran parte fundamental de la centralidad de lo académico.

La psicopolítica ha logrado que no solo la bibliometría y los rankings estén naturalizados, sino incluso estudiantes y profesores progresistas demandan su puesta en marcha y destaquen las bondades de estos dispositivos.

La psicopolítica no implica una disolución inmediata de la biopolítica, sino una subordinación de la segunda a la primera, abriendo la caja de las repeticiones para que surja la mayor cantidad de singularidades dentro de un mismo marco ideológico reproductor. La anormalidad pasa a ser representada por quien quiere ceñirse a la repetición incesante.

La psicopolítica es el régimen de dominación en la era neoliberal y el periodo de transición de la tercera a la cuarta revolución industrial. En educación tiene un capítulo especial en la llamada Transformación Digital de la Educación (TDE), que genera las condiciones de posibilidad para que en las casas de familia, instituciones educativas y sociedad en general estén presentes los dispositivos que posibilitan su concreción (internet, computadoras, plataformas, redes sociales, equipos de conexión remota, meta discursos de emprendimiento y éxito).

De hecho, las universidades vivieron una ola de incorporación de internet, computadoras y contenidos digitales a partir de la década de los noventa del siglo XX, pero también la cultura del registro en línea del productivismo, emprendimiento y éxito académico, rasgos de la internacionalización universitaria de este periodo, que abrieron cauces a la psicopolítica.

Otros autores que trabajan temas complementarios son

  1. Paulo Virno (002) con su gramática de la multitud quien plantea que mientras el capitalismo explota las capacidades afectivas, lingüísticas y comunicativas de los individuos, la educación del periodo moldea sujetos flexibles, comunicativos y emocionalmente disponibles para el mercado,
  2. Mauricio Lazzarato con las revoluciones del capitalismo (2014) y la fábrica del hombre endeudado (2013) quien explica la formación de deudores emocionales atrapados en la idea de éxito,
  3. Franco “Bifo” Berardi en la fábrica de la infelicidad (2003) y la sublevación (2012) aborda como las escuelas y universidades enseñan a los estudiantes a ser mercancías emocionales, que es causante de enfermedades afectivas como la depresión, ansiedad, síndrome de burnout, entre otros,
  4. Pierre Dardoy y Christian Laval en la nueva razón del mundo (2009) explican cómo la economía capitalista y la educación construyen la racionalidad de “empresa de sí mismo” como forma de vida.

Por su parte, la Infocracia (Chul-Han,2022) es el proceso mediante el cual el exceso de poder (no la censura biopolítica) contribuye al régimen de poder capitalista que controla con “libertad”, dirige con autogestión de la vida y manipula con el emprendedurismo a las personas. El capitalismo inunda al individuo con una cantidad inmanejable de información y datos, logrando la perdida de sentido de totalidad y direccionalidad.   

El pensamiento crítico y la acción colectiva son neutralizados por la confusión, desorientación y desmovilización política que genera el exceso de información. Esto va abriendo caminos para transitar de la psicopolítica al régimen predictivo.

Los componentes básicos de la infocracia son: superabundancia de información, erosión de la verdad (se habla de post verdad, imperio del fake news), aceleración digital (impide reflexión pausada y debates en profundidad), avance hacia modelos de gobernanza algorítmica (filtrar y jerarquizar información con criterios de atención, no de verdad), crisis de democracia (ciudadanía atrapada ecos digitales), comunicación compulsiva (necesidad de producir de manera constante información, sin capacidad de producir transformación en las relaciones sociales de producción). Esto neutraliza la acción política, fragmenta el espacio público, convierte a los ciudadanos en consumidores de contenidos, gobierno a través de la sobrecarga, distracción e hiper actividad comunicativa.

 En educación, esto ha generado un hiper crecimiento del currículo, que lo hace inconexo, pero aumenta sus posibilidades de actualización de contenidos en un marco de aceleración de la innovación sin precedentes, aunque no puede evitar la incapacidad de los administradores curriculares para darle prioridad a lo nuevo; por ello, la autogestión del conocimiento puede asociarse más fácilmente a la idea de conocimiento útil para la empleabilidad.

La información se presenta fragmentada y descontextualizada, desaparecen los procesos de pensamiento crítico y son sustituidos por la critica para mejorar procesos productivos, se saturan los estímulos informativos generando desorientación y menor capacidad de comprensión. El micro learning, o cursos breves “que van al grano” son una buena expresión de adaptación a esta nueva orientación.

En la educación universitaria, se ha incrementado exponencialmente el academicismo superficial (papers e investigaciones para confirmar contenidos de libros, la realidad debe encajar en lo que plantean los libros), presión por la visibilidad digital (métricas de visibilidad a partir de citaciones, publicaciones en redes académicas, índice H[5], que priorizan cantidad), desorientación estudiantil (dificultad para construir caminos sólidos de aprendizaje en medio de la super abundancia informativa), formación de subjetividades hiper activas (tuis académicos, post, videos de divulgación, que sustituyen la profundidad analítica).

Esto impacta a la internacionalización universitaria en

  1. Mercantilización de la información universitaria: competencia por el marketing educativo a través de los rankings, redes sociales, campañas digitales;
  2. Desinformación estratégica: exceso de información promocional que oculta las reales condiciones académicas, sociales y laborales de las universidades;
  3.  Uniformización cultural con la sensación de singularidad por la pérdida de contacto con la totalidad: internacionalización basada en estereotipos de éxito, competitividad y clasificación, que desplazan los saberes, creatividad y pensamiento crítico;
  4. Crisis del pensamiento crítico internacional: se privilegian las redes express, que aportan a las clasificaciones, antes que a las redes de construcción de conocimiento en profundidad.

A la cultura evaluativa neoliberal (calidad, pertinencia, eficiencia, impacto e innovación), la síntesis discursiva detrás de las políticas de calidad educativa, la estandarización mundial de políticas educativas y la transformación digital de la educación, se le añade en especial, el caos que propicia la llamada infocracia

  • Régimen predictivo, educación e internacionalización universitaria

En el Foro Mundial de Educación (2015), realizado en Incheon, Corea del Sur, además de construir las condiciones de posibilidad para la definición y puesta en marcha del objetivo de desarrollo sostenible calidad de la educación (septiembre 2015), los CEO de las grandes corporaciones tecnológicos anunciaron que en el horizonte de una década (2015-2025) la transformación digital de la educación (TDE) iba a estar en el centro de las políticas educativas en general, impactando con ello a la internacionalización universitaria en particular.

Si revisamos algunos antecedentes encontramos que en la década de los ochenta, la IBM PC (1981) y la Apple Macintosh (1984) lograron que la computadora de escritorio tuviera la posibilidad de llegar a oficinas y casas de familias. Aunque sus sistemas operativos no eran tan versátiles como los actuales y sus interfases se centraran en el texto, eso implicó un salto cualitativo respecto a sus predecesoras las máquinas de escribir. Al colocar en el mercado la Compaq SLT/286 (1988) y la IBM thinkPad (1992), computadoras portátiles, esto significó una flexibilidad inusitada, necesaria para la masificación del consumo de los productos digitales y la producción de datos.

  La comercialización del internet sería una realidad a finales de la década de los ochenta e inicios de los noventa del siglo XX. En 1989 se crearon los primeros servicios de proveedores de servicios de internet comercial (ISP), redimensionándose el papel de las computadoras que se convertían en nodos de una nueva forma de comunicación, creación (datos) y sociabilidad.

Al diseñarse la World Wide Web -Tim Berners-Lee en 1989- y dar a conocer el navegador Mosaic (1993), se dio inicio a una popularización de la transición de la tercera a la cuarta revolución industrial. En Latinoamérica y el Caribe el acceso a internet comercial llegó a Brasil y México en 1994-1995.

La internet trae consigo una nueva forma de control y seguimiento de individuos y comunidades: los datos. Con la creación de ARPANET[6] se comenzaron a monitorear los tráficos de datos entre computadoras, proceso que evolucionaría con la creación en los 70s de sistemas de base de datos relacionales por parte de IBM y Oracle, los cuales permitían detectar, almacenar, consultar y procesar datos estructurados; sin embargo, el alcance era limitado. Luego, las interfases de usuario en terminales permitían ingresar datos manuales que luego eran procesados de manera integrada, pero esta dinámica era limitada por la precaria expansión del internet.

El desarrollo de la World Wide Web (1989) y la puesta en funcionamiento del navegador Mosaic (1993) permitieron generar un punto de inflexión en la captura de datos mediante:

  1. cookies[7] que permiten rastrear la actividad de los usuarios en sitios web (páginas visitadas, preferencias),
  2. formularios web que permiten recopilar datos en línea de manera individual (cuando llenas una suscripción),
  3. logs de servidores que registran las direcciones IP que se visitan, el tiempo de navegación y las secuencias entre sitios.

El almacenamiento y minería de datos se convirtió en una fuente de información estratégica para el comercio electrónico, la publicidad y la determinación de macro tendencias.

Con la puesta en funcionamiento de la web 2.0 se produjo una explosión de datos que permitió escalar su uso con fines de seguridad, control y prevención.  Los datos del mundo universitario (profesores, estudiantes, comunidad académica) comenzaron a mostrar un nicho de información que se podría usar a los fines de la clasificación propia de la cultura evaluativa neoliberal.

Esto potenció el trabajo que había iniciado la Web Science (1997) en materia de datos estadísticos de citas, algo que luego potenciaría Google y otras corporaciones digitales. Los datos pasaron a hacer un componente evaluativo de la internacionalización universitaria.

Las redes sociales escalaron los procesos de captura, almacenamiento y usos diversos de los datos, comenzando a producirse un quiebre en la lógica uniformadora que había caracterizado a la dominación cultural.

La internacionalización universitaria contaba ahora con herramientas más claras (datos) para evaluar, clasificar y premiar no solo a las instituciones, sino la productividad y singularidad individual en la creación de contenidos.

Esto incrementó el emprendedurismo académico, pero también comenzó a identificar patrones que planteaban – y ahora más que nunca- posibilidades predictivas de los datos. El problema que surgía para los análisis prospectivos -a partir de datos- era que en la medida que todos hiciéramos muchas cosas similares al mismo tiempo, eso introducía errores sensibles a la hora de pronosticar.

En consecuencia, había que ampliar los grados de libertad, es decir promover formas de flexibilización curricular y pedagógica en general (dentro de los marcos de control) para poder potenciar el uso en detalle de los datos cada vez más individualizados.

Los datos acumulados en las redes sociales mostraban las interacciones sociales, intereses y comportamientos, mientras los sensores y dispositivos (especialmente a partir de los smartphones a partir del IPhone 2007) capturaban información de geolocalización y temporalidades en el uso de aplicaciones, mientras las interfases de programación (APIs) recopilaban datos automáticamente para luego ser clasificados y estructurados.

El término BigData con tecnologías como Hadoop (2006) y bases de datos NoSQL (MongoDB, Cassandra) permitió manejar grandes volúmenes de datos no estructurados, posibilitando el desarrollo de la nube. Todo el que use una red social, llene formularios en línea, use smartphones inteligentes tiene un grupo de datos singulares en la nube.

El Observatorio de la Educación Vigilada (2023) señala que en América del Sur el 79% de 448 universidades públicas usan correos electrónicos administrados por las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft), lo cual permite conocer y procesar información institucional orientada a la internacionalización universitaria, tanto de procesos actuales como de posibilidades de nuevas líneas de trabajo.

La publicidad y contenidos dirigidos fue uno de los efectos iniciales y más evidentes del uso de la BigData a gran escala. En el caso de la internacionalización universitaria, la BigData comenzó a alimentar los rankings, la bibliometría y facilitó soporte a la acreditación para el aseguramiento de la calidad, mediante información sobre comportamientos de los mercados educativos.

Desde el 2010, la era de la inteligencia artificial y el internet de las cosas profundizó esta tendencia. Ahora, el internet de las cosas con termostatos inteligentes, wearables[8] y electrodomésticos de nueva generación permitían capturar datos y enviarlos a centros de almacenamiento para su estructuración y uso inmediato.

Los datos biométricos (reconocimiento facial y de voz, huellas térmicas) permitieron avanzar al diseño de modelos de gestión universitaria que usaran los datos para las tomas de decisión en el propio instante de su generación. En 2019 en la Conferencia Mundial de Inteligencia Artificial (WAIC, por sus siglas en inglés)[9] organizada en Shanghái, China propuso un modelo de control y toma decisiones basado en esta tecnología, para la internacionalización y sus indicadores de cultura evaluativa neoliberal (calidad, pertinencia, innovación, impacto y eficiencia).

Se mostró como algunas universidades del país asiático usaban los datos emergentes de cada sesión del aula, para tomar decisiones contingentes, y los datos acumulados para decidir sobre mantenimiento de matrícula, reajuste de contenidos o inversión estratégica.

Por otra parte, el llamado rastreo avanzado con tecnologías como píxeles de seguimiento y SDKs (Software Development Kit) de aplicaciones, se mostraron capaces de recopilar datos detallados de comportamiento en línea.

Rápidamente se pasó de los data lakes (datos crudos disponibles en repositorios masivos para análisis posterior) a la computación en la nube que permitía el almacenamiento y procesamiento en una dinámica interactiva. Pero sería con el machine learning que se lograría que los algoritmos de la IA permitieran analizar datos con propósito de formular predicciones automatizadas y personalizadas, abriendo las posibilidades a un nuevo régimen de control y reproducción: el régimen predictivo.

La IA multimodal (tipo ChatGpt, Grok, DeepSeek, Geminis 2.0) permitieron combinar usar datos provenientes de texto, imagen, voz y geolocalización haciendo más versátil el modelo.

La web 3.0, especialmente con el blockchain, tienen la capacidad de captura y procesar bloque de datos, haciendo más confiable, verificable y precisa la sugerencia para la toma de decisiones, pero también los análisis prospectivos y diagnósticos de comportamientos esperables.  

El Edge computing, con la autonomía de la nube que generan la integración de dispositivos loT (internet de las cosas), permiten el uso situado de datos, posibilitando además el desarrollo de datos sintéticos, que permiten optimizar el uso de IA.

Hoy la infraestructura híbrida de datos permite el uso combinado de la nube, el Edge y los servidores locales ´para optimizar resultados, acompañados de IA en tiempo real que procesan datos de manera instantánea para toma de decisiones simultáneas a las que ocurren en la vida real, no solo para uso en automóviles, infraestructura y equipos militares, sino para influir en los cursos de acción individuales. 

Las redes 5G y 6G (en pruebas) permiten captura y procesar datos, con dinámicas de inferencias de escenarios, sin precedentes en la historia humana.

Consecuencias, la hiperpersonalización del mercado, control y reproducción, así como la sostenibilidad por la tendencia a la baja permanente de costos y cero probabilidades de errores. Esto le plantea un desafío inusitado al capitalismo en materia de producción (material e inmaterial), consumo, captura de plusvalor y renta especulativa, control y dominación de las clases subalternas.

Como lo señalo Klaus Schwab (2011) esto tiene un impacto directo en la educación. Al ser la internacionalización universitaria, la operación política central del capital en las últimas décadas, esta dinámica incide -y cada vez lo hará de manera más nítida- en las formas en las cuales se homogeniza la enseñanza y el aprendizaje.   

La evolución de la noción del cuerpo humano como una máquina deleuziana, ha dado un salto impresionante con el desarrollo de la neurociencia que considera a la mente y el cerebro humano como componentes previsibles y rutinarios en su funcionamiento y producción. Esto ha dado paso a la revitalización del paradigma de la transferencia de conocimientos y el aprendizaje individualizado.

En esa lógica, la presencialidad que establece patrones comunes y repetibles por la mayoría, se convierte en un obstáculo para el régimen predictivo. Para el nuevo modo de reproducción, control y producción (material y simbólica), la educación individualizada es una necesidad para explotar al máximo las singularidades, capturando y usando esos datos únicos e irrepetibles de cada individuo para llevar el control a su más mínimo detalle.

Eso se expresa en la internacionalización universitaria en la convocatoria a la flexibilización educativa y la sustitución del docente por avatares. Pero como mostraremos en las próximas páginas, para ello se deben superar primero una serie de limitaciones y obstáculos.  Eso abre un tiempo de posibilidades para que las resistencias alternativas construyan otra forma de subvertir lo que pretende hacer el sistema, mediante la combinación de operaciones de internacionalización universitaria

El régimen predictivo usa elementos de la biopolítica, psicopolítica y la infocracia, reorientándolos hacia un fin disruptivo: la disolución progresiva de la educación presencial, que implica pensar sistemas escolares y universitarios mediados por los desarrollos virtuales y digitales.

  • Cuarentena mundial y escalamiento del régimen predictivo: la internacionalización universitaria centrada en lo digital y virtual

Durante la pandemia del COVID-19 ocurrió un salto cualitativo en la construcción de arquitectura escolar, infraestructura logística y cultura educativa para el avance del régimen predictivo en los sistemas escolares e instituciones de educación superior. Podemos señalar sin reservas, que 2020-2021 fueron los años de la internacionalización universitaria centrada en la Transformación Digital de la Educación (TDE), en el marco de expansión del régimen predictivo de control, producción (mercancías virtuales y subjetividades) y reproducción capitalista.

  Hasta ese momento, la transición a modelos de enseñanza con plataformas virtuales y contenidos digitales, en el corto plazo, parecía improbable. Por eso, aparece tan difusa -por no decir inexistente- ese escenario en los debates y documentos de la Conferencia Regional de Educación Superior (CRES-2018), realizada solo dos años antes en Córdoba, Argentina. La llegada del COVID-19 concretó lo que la academia regional no tuvo capacidad de anticipar, fundamentalmente por su precario estudio de la evolución de las lógicas del capital en educación.

Incluso, la TDE tenía hasta ese momento la forma de actualización institucional con dotación de equipos y conexión a internet. Las corporaciones tecnológicas habían logrado imponer en la academia el paradigma del operario ilustrado, que no colocaba como prioridad el debate sobre la epistemología de lo virtual-digital, sus formas de organizar los procesos de comunicación, enseñanza y aprendizaje, mucho menos respecto a la autonomía en materia de plataformas y captura de datos. Lo que se hacía era comprar software, hardware y paradigmas cognitivos sin entender el impacto en lo pedagógico y andragógico.

A partir de ese momento, la internacionalización universitaria homogenizó y normalizó el uso de plataformas construidas fuera de los recintos universitarios, produciéndose una externalización sin precedentes en la orientación de la cotidianidad académica. Algunas de las consecuencias de esta dinámica de internacionalización universitaria fueron:

  1. El uso de plataformas comunicacionales (para reuniones) fueron aceptada como propias de la docencia y extensión, así como de uso potencial para la investigación (en este último caso el impacto negativo ha sido menor);
  2. Se ha hecho un traslado de las técnicas sicologistas de organización curricular especialmente la taxonomía de Bloom -funcional a la métrica capitalista para la educación – en las secuencias e interfases de las nuevas plataformas para la educación que se construyeron a raíz de la pandemia;
  3. Se internacionalizó la presencia unívoca del modelo frontal de enseñanza en las universidades, de un lado estaban los docentes y del otro los alumnos, casi siempre el primero con la pantalla encendida, mientras los segundos la mantenían casi siempre apagada;
  4. No hubo discusión pedagógica -y aún no la hay- sobre las diferencias en los tiempos pedagógicos en las aulas presenciales y virtuales. Por el contrario, se hizo un traslado mecánico del tiempo de duración de la hora de clase del pupitre, a la que permanecemos frente a una video cámara, sin que exista ninguna teoría pedagógica que sustente este hecho;
  5. No se establecieron controles para la captura, análisis y uso de los miles de millones de datos que emergen del mundo universitario. Las universidades se han convertido en una de las fuentes más importantes de producción de datos para el régimen predictivo;
  6. Se naturalizó el modelo de privatización imperante en la pandemia, a partir del abandono de la mayoría de Estados nacionales de su obligación de garantizar las condiciones mínimas de aprendizaje, porque fueron familias, estudiantes y trabajadores de la educación quienes tuvieron que cubrir los costos de la conexión, planes de datos, uso de plataformas y equipos de conexión remota para poder desarrollar la virtualidad.  

A partir de 2020, el componente de Transformación Digital de la Educación (TDE) presente en las acciones de la internacionalización universitaria se incrementó e hizo constante, aunque se tenga dificultad para comprender lo que está detrás de esta operación. El despiste es de tal magnitud, que incluso gobiernos progresistas o de izquierda promueven programas sociales para llevar computadores a las casas de los estudiantes, sin que las universidades tengan capacidad de conexión, lo cual facilita las tentativas que se comenzarían a poner en marcha para acelerar el tránsito de lo presencial a lo virtual.

  • Modelos híbridos de enseñanza: ¿A dónde apuntan?

Lo que parecieran propiciar las corporaciones tecnológicas y su gran padrino el Foro Económico Mundial (FEM) es el aterrizaje suave de la educación universitaria en la virtualidad. De hecho, hoy casi todas las universidades están en procesos de acordar el reparto de los porcentajes presenciales y virtuales (híbridos) de enseñanza. Esto resulta absolutamente funcional al desarrollo del régimen predictivo

En este caso surge una novedad o anomalía, la transición a lo híbrido ocurre de manera desconcentrada, de abajo hacia arriba, lo que evidencia el auge del emprendimiento, alineado con los propósitos del sistema, como parte del metabolismo reproductivo del mismo. Esto inaugura unas dinámicas de internacionalización universitaria que irán tomando forma “desde abajo” mientras se expresa en el “arriba”, complementando y actualizando a una velocidad más dinámica las operaciones de transformación educativa que requiere el capital y que se viabilizan mediante la propia internacionalización universitaria.

Los distintos acuerdos de porcentaje presencial/virtual que se han ido implementando (40-60, 50-50, 70-30) parecieran estar en la zona de confort de una parte importante de la academia, pues ahora un sector del trabajo docente se realiza desde casa. Sin embargo, este es solo el comienzo de una tentativa de mayor alcance, en la cual un sector del capital considera que con el régimen predictivo y el actual desarrollo tecnológico es posible la disolución de la educación presencial y con ello, la captura de enormes volúmenes de presupuesto público destinados a la educación universitaria presencial, a las arcas de las corporaciones tecnológicas.

La internacionalización universitaria asociada a la Transformación digital de la Educación (TDE) debe ser analizada con especial cuidado, superando los análisis simplistas que pretenden encuadrarla en un asunto de dotación y actualización. De hecho, existen ya iniciativas para trascender el trabajo virtual de enseñanza y aprendizaje, por formas que reducen a su mínima expresión el rol y actividades de los trabajadores de la educación.

  1. El metaverso y la disolución del rol docente

En 1984 William Gibson publicaría Neuromancer en la cual se explora la idea de ciberespacio en el cual las personas interactuaban digitalmente. Pero serían Neal Stephenson en su novela Snow Crash -virus que afecta a los organismos humanos y digitales- quién acuñaría el término metaverso, en la cual existía un espacio virtual accesible a través de dispositivos de realidad virtual, con avatares en 3D, reglas propias y economía interna.

En los 90´s surgieron los primeros mundos virtuales tempranos, precursores de la actual idea de metaverso, entre ello Active Worlds que permitía a los usuarios crear y explorar mundos virtuales en 3D. Pero sería con Second Life (2003) que el metaverso asumiría muchos de los contornos actuales, pues además de construir espacios e interactuar socialmente en la virtualidad, se realizaban transacciones económicas con monedas virtuales (linden Dollars), permitiendo asistir a eventos culturales y educativos inéditos. 

Con el desarrollo de videos juegos multijugador, al estilo de World of Warcraft (2004) y EverQuest (1999), se introducen los mundos persistentes en los cuales pueden interactuar de manera simultánea miles de jugadores, creando el concepto de comunidad virtual.

A partir de la segunda década del siglo XXI, la realidad virtual (VR) y la realidad aumentada (AR) hacen más accesible las posibilidades de inmersión en los videos juegos, donde destaca la consola de PlayStation VR. La evolución hacia plataformas sociales y juegos inmersivos como las plataformas Roblox (2006/2010) y Fortnite (2017), permite comenzar a expandir la idea del metaverso más allá de los video juegos, con conciertos como Travis Scott (2020) en el que participaron millones de usuarios.

En 2003 la Universidad de Stanford (EEUU) creó el Virtual Human Interaction Lab, para estudiar los efectos de la realidad virtual en el comportamiento humano, y en el 2007 se realizaron algunas iniciativas en la Universidad de Málaga (clases de radiología), a lo que le seguirían la Universidad de Harvard y la Open University con experiencias virtuales en Second Life, a la par que se creaban entornos educativos personalizados. Ya no solo los alumnos participaban en clases mediante avatares, sino que presenciaban e interactuaban en conferencias con público, multisituado en términos territoriales. Aun no constituye una operación generalizada de internacionalización universitaria, especialmente por la brecha tecnológica en muchas IES, pero todo apunta a que éste será un nuevo elemento de innovación a incorporar y tomar en cuenta en las clasificaciones del sector.

En 2021 Meta (anterior Facebook) anunció su intención de desarrollar el metaverso a partir de plataformas como Horizon Worlds, a la par que Microsoft (Microsoft Mesh), NVIDIA, Epic Games (creadores de Fortine) están centrando una parte importante de su investigación y presupuesto en el desarrollo del metaverso.

La producción inmaterial, comercio y finanzas en el metaverso procuran ser una fuente alterna de generación de plusvalor, que resuelva además los problemas de ingreso salarial de trabajadores que serán desplazados por las fábricas 4.0 y la cuarta revolución industrial. Ahora tendrían que aprender a laborar en entornos virtuales y vivir una dualidad económica (la real y la virtual), generando niveles de alienación no imaginados hace solo décadas.

Para desarrollar el metaverso se requiere una infraestructura de apropiación social, en una brevedad temporal sin precedentes, lo cual constituye la mayor limitación para su implementación. Veamos un balance preliminar del estado tecnológico, adopción y uso, así como las tendencias más recientes del metaverso.

Respecto al estatus tecnológico se puede señalar que se han desarrollado hardware necesarios como gafas inmersivas y versiones actualizadas de Meta Quest, pero aún su costo es elevado lo que limita su adopción masiva.

El actual desarrollo de la IA potencia los avances en metaversos, así como la expansión del blockchain y las economías virtuales con plataformas como Decentraland y The Sandbox que permiten circular activos con formato NFTs. Sin embargo, aún no se logra interoperabilidad entre plataformas, algo que ya ha sido advertido por el Metaverse Standard Forum (2022).

En cuanto a su adopción y uso, hasta ahora el mayor campo de desarrollo ha sido el entretenimiento, mediante los video juegos. Esto parece estar construyendo cultura de trabajo inmersivo entre niños y jóvenes para su potencial desarrollo en los espacios universitarios en el corto plazo, aunque es necesario precisar que muchos adultos, docentes y estudiantes universitarios ya lo están usando fuera de los entornos institucionales. El creciente uso para reuniones de trabajo, en plataformas como Microsoft Mesh está popularizando la versatilidad de sus usos. El mayor desafío lo constituye la brecha digital, las preocupaciones sobre la privacidad y el uso de los datos, así como los efectos en la salud mental causados por esta tecnología.

Las tendencias que se plantean en 2025 son una mayor expansión en Asia, como el caso de Metaverse Soul (2023), el desarrollo de regulaciones generales y específicas para la educación y la urgencia de resolver la sostenibilidad por el consumo gigantesco de energía y recursos naturales como el agua para enfriar.

A los efectos de este libro nos interesa destacar el vínculo del metaverso con la educación superior y la internacionalización universitaria, a partir de las exposiciones que han hecho las grandes corporaciones tecnológicas, porque aún el movimiento social pedagógico no termina de colocar una posición clara al respecto. Estas posibilidades serían:

  1. Movilidad virtual: ahora, los organismos multilaterales y las bancas de desarrollo comienzan a hablar de intercambio estudiantil y profesoral sin necesidad de viajar físicamente, así como del uso compartido de bibliotecas virtuales, laboratorios, repositorios y fuentes documentales;
  2. Acceso a recursos globales: fundamentalmente mediante la participación en conferencias y eventos internacionales sin desplazamiento y del trabajo compartido en materia de investigación;
  3. Colaboraciones académicas internacionales: colaboraciones entre universidades de distintos países sin tenerse que desplazarse de manera presencial. Un ejemplo de ello, la iniciativa de Erasmus + Virtual Exchange. También, trabajar en laboratorios virtuales compartidos, como viene ocurriendo con Microsoft Mesh;
  4. Promoción de diversidad cultural: posibilidades de experimentar culturas diferentes sin desplazarse. Por ejemplo, la Universidad de Tokio creó un espacio en el metaverso para explorar la cultura japonesa, a la par de formación en ingeniería. Además, el metaverso integra interfases de idiomas que permiten dialogar a estudiantes de distintas lenguas y culturas;
  5. Marketing y reclutamiento internacional: campus virtuales para atraer estudiantes internacionales que mejoran las clasificaciones en los ranking y acreditaciones universitarias. La Universidad de Bristol (Reino Unido) es un ejemplo de promoción institucional a través del metaverso. Otras iniciativas, como la de QS World University Rankings organizan ferias universitarias virtuales que permiten la conexión con otros estudiantes internacionales.

Esto plantea desafíos enormes para la internacionalización universitaria, si decide incorpora el uso del metaverso a las metas del corto y mediano plazo para las IES, pero muestra posibilidades de hegemonía para el régimen predictivo. Estos son algunos de estos desafíos:

  1. Desigualdad de acceso: todavía muchas universidades no disponen de conexión a internet para toda su comunidad, mucho menos se está en capacidad de lograr una dotación adecuada en breve para garantizar la equidad en el acceso. Por esta razón, lo que pareciera estar en marcha es un proceso de neo privatización educativa, en la cual la actualización tecnológica sea cada vez más financiada por los ciudadanos, docentes y estudiantes que por el propio Estado;
  2. Falta de interoperabilidad: la adopción del metaverso en el estado actual, limitaría la colaboración entre universidades que se muevan en plataformas distintas a las que adopte una institución. Además, la inversión en lo que hoy es una torre de babel en materia de estandarización, obligaría a las IES a financiar las investigaciones que hagan posible la estandarización de protocolos que faciliten la interoperabilidad, incrementando la transferencia de fondos públicos al sector privado.
  3. Carencia de regulación internacional: el desarrollo desigual de la legislación para el uso educativo del metaverso presagia trabas en su implementación en el corto plazo.

La transformación Digital de la Educación (TDE) está entrando con mayor velocidad y facilidad a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente los oDS 4 calidad de la educación y ODS 17 alianzas para el logro de los objetivos., haciendo del régimen predictivo una realidad.

  1. Año 2030: ¿estallido de la burbuja educativa?

Lo que hemos tratado de evidenciar es que la Transformación Digital de la Educación (TDE) es una iniciativa que va de los bordes al centro de las otras acciones de internacionalización universitaria.  La aceleración de la innovación y las producciones asociadas a la TDE hace muy volátil cualquier definición formal, por lo que es necesario hacerle seguimiento a través de las formas que se exprese en las otras operaciones de la internacionalización universitaria.

En lo que es evidente la coincidencia, de los análisis que se hacen desde la cultura evaluativa neoliberal, la internacionalización hegemónica, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Transformación Digital de la Educación (TDE), es que alrededor del 2030 se espera un punto de inflexión educativo en general y de la educación superior en particular. En ese contexto, la defensa de la presencialidad, el encuentro y la construcción compartida de conocimientos es un modo de resistencia que debería unificar a las alternativas anticapitalistas en educación.

La pregunta que emerge es ¿estamos preparados para ese momento de quiebre?

Lista de referencias

Banco Mundial (2023) Panorama de la Educación del Banco Mundial: Educación Superior (Inglés). Panorama de la Educación del Banco Mundial, Washington, D. C.: Grupo del Banco Mundial. http://documents.worldbank.org/curated/en/610121541079963484

Molina, Ezequiel, Cristóbal Cobo, Jasmine Pineda y Helena Rovner. 2024. La revolución de la IA en Educación: Lo que hay que saber. Innovaciones Digitales de Educación. Banco Mundial.

Observatorio de la Educación vigilada (2023). Cartografía de la dependencia digital. Repositorio digital del Observatorio.

OCDE (1988) Documento DSTI/ICCP/AHM(98)1/REV1. Documentos de Trabajo de la OCDE.

OCDE (2010) La educación hoy: la perspectiva de la OCDE. Ediciones OCDE – INITE. México.

OCDE (2023) cómo medir la transformación digital. Reporte. Disponible en línea


[1] Este texto forma parte del libro colectivo que escribo con Allison Goes, Izabela Gomes y Bruno Menezes

[2] Profesor universitario en la Universidad Federal de Sergipe, con bolsa de CAPES para investigación. Miembro del Consejo Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), integrante de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la educación (CLADE), la Fundación Kairos y el Congreso Mundial contra el Neoliberalismo Educativo. Directo de investigaciones y fundador del Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación (CII-OVE).

[3] La OCDE primaria y secundaria, el Banco Mundial la educación Superior y el BID -como otras entidades regionales- la educación inicial y preescolar, mientras que corporaciones más locales como la CAF priorizan infraestructura, dotación y actualización.

[4] Plataforma en línea, creada en 2011 por Dhawal Shah, que opera como motor de búsqueda y agregador de cursos. Sus características centrales son: agregación de cursos, filtros de búsqueda avanzada, reseñas y valoraciones, listas personalizadas y enfoque en cursos gratuitos.

[5] Métrica de autor

[6] Advanced Research Projects Agency Network creada en la década de los sesenta del siglo XX por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (SARPA) de los Estados Unidos.

[7] Desarrollado e introducido por Netscape en 1994

[8] Dispositivos electrónicos inteligentes, diseñados para ser colocados em el cuerpo, integrándose a los accesorios o ropa para generar datos en tiempo real.

[9] Informe em vídeo presentado por el diretor del IESALC UNESCO