Llegó el final de “Casa de papel”, después de cinco temporadas y 41 episodios; una serie que acaparó la atención del público por su narrativa anti sistema. En las últimas dos temporadas algunos personajes emblemáticos fueron muriendo mostrando que en todos los bandos ocurren bajas.
El efecto de multitudes trasmitido en las pantallas, apoyando a los asaltantes a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, tenía su réplica en la audiencia. Muchos espectadores compraron trajes rojos y máscaras con el bigote de Dalí, para las fiestas de carnaval y algunas manifestaciones en repudio a políticas gubernamentales. El dinero es el símbolo del capitalismo y golpear la fábrica que trabaja para el valor de cambio es un acto que el subconsciente colectivo entiende en su profundo contenido revolucionario.
Las tres primeras temporadas trasmitían la idea que era posible enfrentar al sistema con creatividad. La figura del “profesor”, metódico, calculador y no violento, liderando a un grupo de parias que luchaban por encajar en la sociedad, se fundían con el ideal público del “buen revolucionario”. Las dos últimas temporadas fueron cediendo el protagonismo a las balas y las escaramuzas militares como eje central. No obstante, las simpatías por la serie de televisión se multiplicaban en todos los rincones del planeta.
Todos y todas esperaban un final que hiciera tambalear al sistema, un jaque mate donde los asaltantes-pueblo fueran los únicos vencedores. Sin embargo, lo que ocurrió fue la típica negociación de “real política” de un grupo de poder (de facto) con otro (el Estado) a espaldas del pueblo que les gritaba su apoyo en las calles. La muerte fingida fue en realidad la muerte de los ideales que los unían al pueblo. Mientras la desilusión y la tristeza se expandía cómo pólvora en las calles el grupo de asaltantes escapaba en un helicóptero oficial con todo el dinero del Estado, usado ahora para fines privados. Al final, el dinero público se lo roban unos o los otros para beneficio propio a espaldas y expensas del pueblo. No hubo democracia económica, no se socializó el dinero robado por los gobiernos, por el contrario, triunfó la política del robo a los dineros públicos que en todos los confines del planeta construye burguesías. Casa de papel mostró su verdadero rostro de ideología en marcha.